Las madres confìan que dormir un bebè entre los cuatro y los ocho meses en los que se inicia en el desplazaminento, el reconocimiento de la diversidad de los colores y de los sonidos es tarea fàcil. Es ingenuo pretender conquistar el sueño completo, dulce y reparador ràpido y sin escollos, en medio del remolino de sensaciones nuevas, que impregnan los sentidos del bebè.
Gran parte del trabajo realizado hasta ahora para lograr que el bebè duerma toda la noche, se puede perder fàcilmente durante los pròximos meses en los que nuestro amiguito explorador se inicia en un inacabable torbellino de incansables bùsquedas. Lo mueve, lo impulsa a cada instante, a cada segundo, el deseo de buscar nuevas y cada vez màs excitantes experiencias. Vivir es afrontar lo nuevo, como fin y razòn de existir. Retar el entorno y a sì mismos, para derrotar las frustraciones cotidianas serà su razòn de vida. Desafiar lo cotidiano y enfrentar la rutina le entretiene, le hace sentirse bien y muy feliz.
El torbellino explorador està preparado para irrumpir y hacer su gran debut. Los adelantos en su desarrollo motor, junto con los avances que en su capacidad mental se van a presentar, abriràn caminos, explorando y derrotando tropiezos, luchando incansablemente contra toda meta imposibe.
En estos cuatro meses, el pequeñin de la casa aprende a sentarse, gatear, emitir fonemas, reconocer a los extraños, e identificar con mayor claridad quienes son sus padres y quienes son sus cuidadores. Utiliza sus manos con mayor eficiencia al comenzar a manipular objetos pequeños entre sus dedos ìndice y pulgar. Muestra un creciente deseo de tocarlo todo, manipular para tumbar, echarlo todo al suelo, solo para ver como las cosas caen, hacen ruido al llegar al suelo y mamà se agacha a recoger los objetos sometidos a la gravedad y a los instintos del niño una y mil veces. Para tormento de sus padres, al niño le gusta demostrale al mundo y a sì mismo, que es capaz de generar el caos, echando todo al suelo cuantas veces sus instintos exploradores lo impulsen a ello.
Para ellos dormir se vuelve un acto de poco interès, al que se rinden solo al estar muy cansados. Los padres no deben sentirse confiados, permanecer alertas es la consigna del dìa a dìa, entendiendo que la naturaleza e interès de sus hijos ha cambiado y van a seguir cambiando mientras van creciendo. Debemos entender que a esta edad, dormir pareciese ser aburrido para ellos. Muchos bebès que duermen bien, comienzan a tener dificultad para adquirir el sueño, o comienzan a presentar despertares nocturnos difìciles de controlar.
En estos cuatro meses, el pequeñin de la casa aprende a sentarse, gatear, emitir fonemas, reconocer a los extraños, e identificar con mayor claridad quienes son sus padres y quienes son sus cuidadores. Utiliza sus manos con mayor eficiencia al comenzar a manipular objetos pequeños entre sus dedos ìndice y pulgar. Muestra un creciente deseo de tocarlo todo, manipular para tumbar, echarlo todo al suelo, solo para ver como las cosas caen, hacen ruido al llegar al suelo y mamà se agacha a recoger los objetos sometidos a la gravedad y a los instintos del niño una y mil veces. Para tormento de sus padres, al niño le gusta demostrale al mundo y a sì mismo, que es capaz de generar el caos, echando todo al suelo cuantas veces sus instintos exploradores lo impulsen a ello.
Para ellos dormir se vuelve un acto de poco interès, al que se rinden solo al estar muy cansados. Los padres no deben sentirse confiados, permanecer alertas es la consigna del dìa a dìa, entendiendo que la naturaleza e interès de sus hijos ha cambiado y van a seguir cambiando mientras van creciendo. Debemos entender que a esta edad, dormir pareciese ser aburrido para ellos. Muchos bebès que duermen bien, comienzan a tener dificultad para adquirir el sueño, o comienzan a presentar despertares nocturnos difìciles de controlar.




