DE LA 4TA SEMANA AL 4TO MES
Los padres ahora a nuevos cambios y realidades se van a tener que enfrentar, muchos de estos cambios dependen de la insospechada expresión del temperamento que el niño empieza a marcar en todo su variado matiz. Conductas que con llevan a situaciones nuevas que dejaran a los padres atónitos y desconcertados.
El sueño, a pesar de todo lo anteriormente señalado, avanza hacia su completa estabilización enla mayoría de los niños. Aproximadamente un 75% de los bebés a los 3 meses duermen toda la noche.
En este período empieza el niño a despertar al mundo cercano. El contacto con el entorno inmediato hace al bebé más social, participativo y comunicativo. Pronto no solo seá comer, dormir, hacer pipí o pupú, será tambien ver y participar. Entonces, comienza a estar largas horas despierto en el día observando y aprendiendo con sus ojos muy abiertos, atento, girando su cabeza de allá para acá. Puede imclusive a los dos meses de edad, pasar una, dos y tres horas recostado en la cama, observando inmutable una esquina del techo o las paredes del cuarto, con la mirada fija, solo percibiendo las sombras que en ella se forman.
Entre los dos y los cuatro meses están tan interesados en el mundo que les rodea, que dificilmente dormirán en la trade y lucharán hasta el cansancio por evitar quedarse dormidos, lo puede llevarlos a un estado de crispamiento e irritabilidad cuando la noche empiece a despuntar. Muchas veces sacudirán con intensidad la cabeza de un lado para el otro, combatiendo el agotamiento que los abraza y los domina. El sueño que se aproxima les fastidia, les incomoda, es el vigilante fastidiosos que viene a informar que la pelicula se acabo, que llegó la hora de cerrar el cine e irse a dormir.
En lo que al dormir se refiere, el gran evento se presenta alrededor de la sexta semana de vida, es aquí cuando ocurren los grandes cambios, es una etapa crucial del desarrollo del buen dormir y de las proximas noches por venir. Existen tres tipos de niños a esta edad:
El primero ,aquellos que no cambian su patrón nocturno al cumplir las seis semanas de la vida, ellos siguen despertando cada tres horas, para seguir comiendo cada vez que despiertan.
El segundo, los niños que comienzan a estar despiertos y activos durante el día, pero en la noche comienzan a distanciar las comidas, llegando a dormir entre comidas por peródos de cuatro y cinco horas y van prolongando progresiovamente las horas de dormir.
El tercero, es aquel que deja más sorprendido a los padres. El niño un día, el que los padres recordarán por largo tiempo, toma su alimento a las diez de la noche, para al poco rato quedarse dormido profundamente y no desperta hasta la mañana siguiente, luego de dormir diez o doce hora sin interrupción alguna.
La forma de dormir y la manera cómo el niño pasa las horas del día nos permite apreciar algunas de sus características temperamentales, plataforma sobre la que se construirá su futura personalidad. Hay niños melindrosos, inquietos, llorones, quejosos, que se mueven intranquilamente con sacudidas violentas frente al menor estímulo, a estos niños les cuesta quedarse dormidos rápidamente, luchan con fuerza por dominar la molesta sensación del sueño, cuando esta los comienza a dominar. Al lograr dormir , lo hacen con grandes sobresaltos, se mueven en la cuna reptando por ella y emitiendo ruidos que en muchas ocasiones terminan en despertares inoportunos y llanto rabioso. Al sacarlos de la cuna para auxilairlos, contorsionan hacia atrás el cuerpo con un brusco y rápido sacudón, para después llorar de manera apremiante y colérica.
Hay otro grupo de bebés que son tranquilos, sosegados, pacientes, parecieran ser más considerados con sus padres y familiares. Están dispuestos a soportar la pesadez del sueño que les arrebata los momentos de interés de la vida en vigilia. Se duermen con facilidad, por lo general comen rápido pero sin desbordarse en movimientos injustificados que acaben en buches o vómitos. Toleran mejor los estímulos, no entran fácilmente en crisis y de hacerlo las superan cómodamente. los padres rápido aprenden como auxiliarlos y observan como salen de las crisis sin mayor problema. El autocontrol en ellos se instala rápido y cuando se desquebraja lo recuperan fácilmente.
En esta fase de la vida, se van a introducir cambios en los cuidados generales del niño, que podrán afectar o no el ritmo del sueño alcanzado, novedades que perturban de manera diferente según el temperamento de cada niño. Por ejemplo, la administración de las vacunas puede afectar los avances logrados en el sueño del niño. A los dos meses se edad, cuando gran numero de niños duermen toda la noche y otro grupo importante están avanzando en este sentido se administra el primer grupo de vacunas, esto pudiese producir en el niño fiebre, malestar, enrojezimiento y dolor en el área donde se aplicó la vacuna. Esa noche el bebé pudiese estar inquieto, quejandose y llorando. Los padres deben administrar antipireticos y aplicar compresas frías en el lugar donde se administró la inyección, como consecuencia de estos estímulos a horas inapropiadas, el bebé vuelve a patrones del sueño ya superados.
Los niños vomitadores, presentan entre los dos y los cuatro meses de edad una situación nueva. Al empezar a producirse mucho ácido clorhidrico en el estómago empezarán a tener dolor por la acidez que sienten al vomitar y se ponen llorones e irritables. Un niño que era dócil y fácil de llevar, se transforma en colérico y difícil de tratar. La columna de alimentos que constantemente se está devolviendo del estómago hacia el esófago se vuelve ácida, le quema, le cauisa dolor y gran malestar.
Estos niños, que hasta hace pocos días dormían toda la noche, despiertan llorando y con gran irritabilidad, la madre al interpretar esto como hambre le da leche y el niño calma, no porque sacio el hambre inexistente, sino porque calmo el ardor epigastrico por el efecto de la leche,






